miércoles, 23 de mayo de 2012

La buena acción del día

Después del mediodía, cuando el pulso de la ciudad comienza a aquietarse y nos preparamos para descansar y soñar un poco (más) nos encontramos a construir los pasos de la acción.

Cita en El ruedo,café,sol, puesto de flores, y por supuesto gente esperando los colectivos...A2, A3, N, C, colectivos de la A a la Z. Y nosotros grabando en nuestras retinas la postal de las coordenadas perfectas. 

Toda acción que emprendamos nunca pasará desapercibida, porque viene desde adentro, profunda para expresarse sin invadir acompañando el paisaje urbano, la ciudad visible. Toda acción genera como el aleteo de una mariposa un tornado, o mas bien un torbellino de palabras, que se encontrarán aquí y ahora con sus destinatarios ¡click y chin chin! sigamos celebrando a la palabra, gracias por este día. 





domingo, 20 de mayo de 2012

Elegía con mar de fondo



Qué será de este mar incubando floraciones extrañas a su orilla
mientras un agitar de pañuelos fundidos en bandada
despedaza el horizonte
con sus voces extraterrenas incitando al naufragio.

Qué de la noche aun no acaecida
en oscura sintaxis de peces alucinados
la promesa del verbo sin instrucciones
de uso
mientras lejos
pateras transatlánticas emergen de la niebla
expulsadas por cronos.

Qué de esta lengua sin epitafio ni relieve
flotando en la oscuridad.
ANDREA GUIU 

"Ascesis" (xilografía de Andrea Guiu)

Lo que sobra



Caminó nervioso por la vereda con las manos en los bolsillos de la campera. No puedo volverme atrás, hoy termino con esto. -Se repitió una y otra vez. Lo hago.  -Abrió la puerta del almacén y fue derecho a pararse a un costado de la caja. Había una o dos personas, pero la espera le pereció una eternidad. Justo cuando llegó su turno entró doña María.
-   ¿Qué te damos hoy Roque?
-   Atienda a doña María nomás, don José, yo espero -dijo Roque y empezó a moverse de un lado a otro del negocio. Si no es ahora, estoy listo –volvió a pensar.
Don José pesaba el fiambre y lo seguía de reojo.
-                ¿No hay juntada con los muchachos, ché?-le preguntó como al pasar.
-                Si, pero no se si voy.
-                ¿Te pasa algo?
-                No, nada.
El trato que le daba don José lo hizo sentir aun más incómodo y se separó del mostrador. Desde esa nueva perspectiva, pudo ver mejor el rostro del almacenero. Lo encontraba viejo y cansado, poco quedaba de aquel hombre atlético que lo llevó alzando hasta el hospital el día en que volviendo de la escuela lo mordió un perro. Reconoció íntimamente que no podía fallarle a ese tipo que le regalaba caramelos cuando iba a comprar de la mano de su madre. Pero hoy también están los muchachos. Los muchachos que lo esperan donde cada noche se encuentran a librar la suerte y el destino.
 Esa mañana Roque había recibido un telegrama e inmediatamente salió de la casa sin hacer ningún comentario. Su mujer lo vio buscar algo en los cajones de la cómoda y ponerse la campera a los apurones. No le preguntó nada, esa actitud repetida durante la semana le confirmó que  Roque andaba lo suficientemente ansioso como para endilgarle además las propias dudas.
Ojalá no entre más gente, no me voy a animar –se dijo y fue hacia a la ventana. Las manos le transpiraban en los bolsillos. Si me voy no paro nunca más la bronca.
Doña María guardó el paquete en la bolsa y tardó un siglo en despedirse. El corazón de Roque latía con fuerza y el calor le había ganado todo el cuerpo. Cuando doña María cerró la puerta, él se abalanzó sobre el mostrador y quedó de frente a don José.
Se miraron.
El ruido de la calle pareció apagarse por un instante.
Roque fue sacando de a poco la mano derecha del bolsillo y José abrió grande los ojos.
-          ¿De dónde carajo sacaste eso?
-                Me pagaron la indemnización don José. Qué se yo cuánta guita hay. El del banco dijo que son como cinco mil.  Cóbrese la deuda  y déme lo que sobra que ya es hora de la timba.        ¿Sobra, no?

Alejandro Castellani

Depois da viagem,
foi necessário reescrever todos os caminhos.
Não havia mais volta. Eu estava perdida.
Já em Buenos Aires, uma ou outra chuva
tratava de desmanchar meus mapas,
(que eram, de todas as maneiras, nuvens):
era dobrar a esquina, Peru. Na outra, Paris.
Em Córdoba, o sol prestava esclarecimentos
sobre a nítida hora da sesta
aos que se perguntavam por que cartas
seladas só a partir das seis,
por que farmácias fechadas -
enquanto farmacêuticos e carteiros
pacientemente digeriam empanadas.
Uma lua minguante e um lucero.
A tarde tinha um fim turquesa
que assentava em Mendoza.
Vestido sem estampa,
anel de solitária pedra.
“Acá fui feliz”, escrevia nas janelas, no chão, nas paredes,
transtornada pela felicidade e pelo doce de leite.
Tinha números, é verdade.
Entrava numa cabine, discava, era certo:
vozes falavam do regresso.
Tinha fé no abraço.
Segui.
Nada permaneceu, nem permaneci.
Descobri a rua de meu nascimento,
inventei memórias,
que cada lembrança multiplicava.
A vida remota que aqui tive,
sem que minha pátria suspeitasse.
Não havia como não voltar.
Por isso parti.

Hice un largo viaje por Sudamérica. Salí de Salvador-Bahia-Brasil y empecé por la frontera con Argentina. Subí los Andes pasando por diferentes países, y después de ocho meses y medio, he vuelto a pisar Brasil y a escuchar el portugués en las calles. En la frontera de Brasil-Peru-Colombia, en la ciudad brasileña de Tabatinga, me pasa algo muy raro. Para mi surprisa, algunas personas creen que soy argentina y me preguntan cómo he aprendido el português.

Marília Palmeira

Las estrellas no brillan por su soberbia


Las estrellas no brillan por su soberbia,

lo hacen por su talento.


Las estrellas no brillan por notoriedad,
lo hacen por su esencia lunática.

Las estrellas no brillan por su abundancia,
lo hacen por su perspicacia.

Las estrellas no espantan el futuro,
lo alimentan del pasado.

Las estrellas no cosen sus alas,
las tejen, en un transcurso natural.

Las estrellas no tienen nada seguro,
lo seguro es inseguro por el solo hecho 
de ser algo seguro.

Las estrellas no dudan, meditan.

No brillan, resplandecen.

No se estrellan, impactan.

Las estrellas no están, son.

No desaparecen, mueren. 

No son materia, sino esencia.

Las estrellas no son infinitas, 
son inciertas… Cinco índices, 
son una exageración para su cuenta.

La esencia estrellatica está oculta
en el ser
que mas resplandece.

¿Donde estará el destino,
ese que no brilla,
sino que nos hará…
resplandecer?




Guido Tonelli

domingo, 13 de mayo de 2012

sábado, 12 de mayo de 2012

                                                             Luis Fernandez Alle

 Luis Fernandez Alle

Luis Fernandez Alle

Luis Fernandez Alle


El día de la mujer audaz

Cada día que pasa es uno más,
de tantas barbaridades escritas
de tantos garabatos infiltrados de las mentes abyectas
del dique seco de ideas superpuestas,
de malabarismos en la soga que cuelga de mi cuello

De una pérdida otoñal con sol,
camino sinuoso que se esconde en el recuerdo de un suburbio que elegimos sin opciones
por lo impuesto, por lo urgente, por aquel refrán demente

Ay la vida que me llega sin las flores del rechazo!,
por ser mujer las compro para mi virgen del frente
por ser hombre las escondo de mis festejos de marzo

Las palabras resoplan mis tímpanos,
sangran de tanta barbarie,
sin escrúpulos
de cuanto desdén en su historia,
de cuanto acceso cibernético apabullando los sentidos
anonadada del ruido se deshace mi boca
sin poder mas que expresar susurros
mediante las teclas que la mano toca

Me quedo quieta
ya no valgo nada por aquellos años de luto
ahora no tenemos fiesta
pero vendrá, seguro, la brisa gris
la escena del crimen del jardín
el silencio ancestral
la camilla doliente del suicidio final
la incontinencia declarada de la mujer audaz

CINTIA GABRIELA OLIVA 

Los celos del violín
       
        Había una vez una chica llamada Érica que tenia los ojos celestes como el cielo
                             y el cabello rubio como el sol.
                             Un día se fue a tomar aire a la plaza y escuchó el 
                             sonido de un violín, al seguirlo encontró a un muchacho tocando el mismísimo violín.
                             Érica se quedo escuchándolo toda la noche hasta que se quedó completamente dormida.
                             A la mañana siguiente se despertó cubierta por el saco de aquel muchacho; mas tarde
                             a la noche, buscó al muchacho para entregarle el saco. Al encontrarlo y entregarle el
                             saco se pusieron a hablar....A la hora se dieron cuenta de que se habían enamorado
                             y se empezaron a juntar mas seguido, tan  seguido que el muchacho dejo de tocar el 
                             violín.
                             Después de unos días, una noche el muchacho estaba en la casa cuando empezó a sentir
                             unos temblores que venían del sótano; al bajar vio que su violín tenia un aura negra.                                   
                             A los 5 segundos el violín lo empezó a perseguir…
                             El muchacho corrió hasta la plaza y cayó en un barranco.
                             Nadie encontró su cuerpo, y lo único que encontraron de el fue su saco 
                            y la foto de el junto a Érica.

                           
           
                                                                          Fin….     
Por Chiara Piñero y Martina Rodriguez Baró



  Lo que nunca leíste
Por: Carina Voltarel.


Palabras...
Brotan... se arremolinan...se atragantan...
no dichas...
gastadas.
En botellas ... derramadas
susurradas...
acribilladas. Pisoteadas...
Fieles, esquivas ...
amadas...
Palabras...
palabras...
palabras...

Gabriela Scortti

miércoles, 9 de mayo de 2012

Imagen: Josefina Garrone


GRIETAS LUMINOSAS

Traspasar la membrana, ir más allá de las capas,

Hilar fino en cuestiones gruesas,

encontrar lo oculto escondido en las tramas

Perderse desde el centro e ir hacia los extremos

Llegar hasta allí “donde no queda nada”

Fundirse con la luz infinita del color y la textura

Quemarse disfrutando del vértigo de la inconsciencia

Aumentar las sensaciones y perseguir nuevas necesidades

Poder ir más allá de lo visible, del aquí y el ahora

Volver al centro, al núcleo,

A esa esencia que muta sin límites.

Texto: Priscila Cortez



Episodio cotidiano

Fría era la explicación que buscaba en aquellos ojos que veía todos los días entre multitudes de miradas que nada expresaban, hundidas en el remolino de vanidad y egoísmo que araza los pensamientos, y la soledad que extiende sus dedos sobre todo lo que veo. ¿Ilusión?

La excesiva luz del sol obscurecía toda visión y del asfáltico suelo se levantaba
un ardiente vao que entorpecía mi respiración, personas que salían de todos lados,
obstaculizaban mi camino, ensimismados, ausentes, guiando sus pasos hacia…
Misterio. Sus ojos expresan demasiado, expresan desamparo. Testigos silenciosos de lo indecible. Reflejan la indiferencia, la soledad y el dolor, aquello que somos, lo que ignoramos o no queremos ver de nosotros mismos. Sus ojos ven lo recóndito de nuestro ser.

Sus ojos penetraron mis pupilas hasta llegar a las profundidades de mí ser,estremeciéndome. Lo desconocido habitaba en aquella mirada, sentí terror al percatarme de que sus ojos nada más eran espejos en los que me veía.

El vao seguía asfixiándome mientras rumiaba estos pensamientos y las personas me atropellaban guiando sus pasos hacia…

Fríos se tornaron mis ojos al pasar a su lado y ver su mano extendida, su misteriosa mirada y su inexpugnable interrogación. Me confundí entonces con la multitud.

Continué mi camino hacia algún lado, perdido en aquel río de gentes que surtía el efecto de aquel otro, el mítico Aqueronte.
Por: Gerardo Rutke
Por: Gabriela Sehringer.

Buscamos,
poco se encuentra entre tanto
asesino de mierda controlando el poder,
y si hay un instante de paz acompañado de una sonrisa
o un plato de comida
llega el ejército del mundo a escupirnos su sangre
en la puerta de nuestra habitación.
Y recomenzamos la búsqueda con el día cansado
sujetos al semáforo como niños
descifrando los colores de nuestra soledad,
y otra vez nuestros cuerpos arrastrándose
por los idénticos edificios o las hogueras de turno.

Vivimos todo tan de cerca
que el premeditado azar de hoy
nos pierde en una nube de hospitales
donde ocupamos todos los cuartos.

Algo hay que hacer.

Puede que esa búsqueda necesite
pájaros feroces sin corromper,
insomnios que resuciten el don de la ternura.

Después de tu último entierro de shopping vení corriendo
entrá sin foto,
feliz pero serio
las venas y los vidrios están sucios
pero hay secretos ocultos como frutas,
y es de madruga.

Por: Diego Vallarino
Por: Marcelus Freitas.

Definir el olvido

   Una de las peores sensaciones que padece el hombre, es la de estar asustado.
  Pero lo que a uno realmente lo marca para toda la vida, es la sensación del olvido, de que te olvidaron.
  Muchos me dijeron “olvida”, otros “hay muchas” o “esto continua”. Y otros mas descabellados, de esos que clasifican todo, me dijeron que a nuestra edad no nos enamoramos, si no que tan solo nos obsesionamos.
  Olvidar a quien te ha olvidado es difícil, pero olvidar a quien amas desaforadamente es mucho más difícil. Ya que siempre una llama de esperanzas nos aguarda en lo lugares mas recónditos de nuestros pies. Lo que olvidamos se va a nuestros pies. Se transforma en sombra y la sombra permanece hasta morir. Ya luego la tierra la cubre y desaparece para que podamos dormir con lo que no hemos olvidado. La sombra se forma de aquellas esperanzas que alguna vez fueron ideas a punto de ser proyecto. También contiene malas ganas y llamas apagadas, de vez en cuando se lleva muertes y los atardeceres más desesperados.

   Olvidar, es definitivamente, el verbo más negativo. El olvidar contiene negaciones, en su mayoría tristes y de desesperación a la falta de respuestas que queremos, nos den.”

Por: Juan Drube.


Siganme los buenos! (Marcha de La memoria por la verdad y la justicia, Cordoba Argentina) 

   Uno vio la marcha de personas inocentes y personas que no merecen andar libres e infiltradas y camufladas. Estaban todos ahí. Gente que sabía muy bien por lo que luchaba, gente que despertó, y ahora mira con desvelo orgullo el presente. Niños, muchos niños y niñas que no saben y juegan, pero seguro sienten una buena vibra, que los aleja del aburrimiento y las ganas de algún capricho.
   Qué es lo correcto y qué no lo es. Solo sé que no interrumpiré a aquellos que sigan el mismo camino que la masa, por que ahí estarán todos unidos por un mismo azar que los ha condenado a veces y otras los liberó. Cada estrella aporta su pequeña porción de luz a la inmensidad del cielo. Así que sigamos todos a la Luna, por que ella es la libertad, la justicia y la victoria de la luz.
   Ver a señoritas de esa edad con pañuelo en la cabeza, y ver los carteles blanco y negro cada uno con un rostro amable y sereno, genera en el aire una tensión que espero, les llegue a quienes deben temerla.
   Iluminado sea el portavoz y respetuosas sean sus palabras. Para que estén limpias, por que ese es el camino que nos toca. “Presente” con la justicia, “presente” ante los innombrables, seres sin vida pero que respiran, almas que el azar alguna vez les lleve el arrepentimiento. Necesitamos ser humildes y pulcros a la hora de dar juicio y pasar la voz. Debemos caminar, correr y respirar siempre con fuerza y fe de que lo bueno llega. Y llega por que esas señoritas, sus hijas, sus hermanas y amigas y las almas de treinta mil desaparecidos entre miles y miles de latinoamericanos cuyos cuerpos no descansan en paz. Ellas y ellos luchan y vibran y son grandes.
   “Una Jacha Uru jutaskiway” significa El Gran Día está llegando. Esa frase leía en uno de los pasacalles, cuyos pies sostenidos por rostros bolivianos, será levantado una y otra vez, cada veinticuatro de marzo hasta que ese día llegue.
   Son muy importantes esos gráficos, esos que vimos caminar como gigantes por el centro. Por que en ellos está la palabra maestra, la que vive y es repetida de generación en generación, gracias a aquellos que fueron calificados con estúpidos adjetivos y palabras sin razón de ser. Los carteles de las agrupaciones cantan “victoria”, cantan “fuerza”, “justicia”, “memoria”, “resistencia”. Gritan “evita”, “che”, “Gandhi”. Veinte mil personas gritan “presente”.
   Y así, el futuro va a ser mejor, si hasta yo me conmociono por leer esas palabras y sacarlas repetidamente de mi mano. Al leerlas, mi propio ser se encargará de no olvidar que el trabajo y no la estaticidad, que el movimiento y la compañía y no la soledad ni la individualidad, traerán paz a seres que esperan y esperan. Esperan que no soltemos el micrófono y no soltemos la historia. Esperan que seamos y no dejemos de ser por que otros quieren sosegarnos y aplastarnos. Por que no es así y no voy a soltar jamas ahora que he visto esas palabras y he caminado y corrido junto a militantes, niños, abuelas y gente con fe.
   Al marchar debemos pensar y agradecer por aquellos que no caminan con nosotros, pero que se sienten vibrar, plantando arboles y flores, plantas y buenos pensamientos en nombre de aquellos que trataron de ser contra la marea de sus tiempos. Agradecer a los que con silencio en meditación, oran por la luz. Agradecer a músicos, poetas, y toda clase de artistas que marchan arriba de un escenario, y a los que prenden velas en sus comedores. Agradezcamos a muchas almas que no conocemos y que no tenemos conciencia de su parecencia pero que tienen tantas ganas de ser como nosotros. Gracias.
   Solo quiero agregar que el fuego con el fuego, siempre ha traído mas humo. Y que tal como dijo alguna mujer con arrugas en el rostro, “estamos acá, por que no hemos luchado con odio ni por venganza, si no por la justicia y la verdad”. Soy uno de los que gritan “Presente”. Soy uno de los que ama esta vida y que ningún cobarde sin cuerpo de orden a otro cobarde sin cabeza para que me calle y rebaje. Presente. Libertad!

Por: Juan Drube.

Por: Gabriela Sehringer.


LOS NORMALES

Ayer descubrí en un libro de historia

Que una vez, hubo un señor alemán de bigote recto

que nos quiso eliminar de la faz de la tierra

¿Por qué tanta maldad? ¿Qué hicimos?

Te veo. Corres de un lado para otro.

Corres y sin saber para donde vas

¿Qué buscas, Tú, un humano como yo?

Piensas que vivo en otro planeta.

Y si. Vivo en un planeta lleno de colores, canciones y risas.

Es mi planeta frágil, el que cuido celosamente porque

si tú los descubrieras, querrías ser como yo.

Mis piernas son dos ruedas cromadas.

Tú tienes huesos cubiertos de músculos.

¿Para que? ¿Si solo caminas de tu casa a la oficina?

Yo con mi imaginación, puedo correr por la playa, escalara montañas

y convertirme en el mejor de los trotamundos.

No oigo. Mejor.

Hay demasiado palabras de odio en el mundo que es mejor no escuchar.

Sigo disfrutando de la melodía del silencio, ése silencio

que muchos buscan durante toda su vida y jamás lo logran encontrar.

No puedo hablar. Mejor.

Si lo hiciera, me atolondraría y se me escaparía a través de un grito,

la fórmula para la eterna felicidad.

No veo. Mejor.

Puedo con mi olfato, impregnarme del perfume de las flores

y de la hierba cuando se levanta el rocío matinal.

Adoro la naturaleza. Esa naturaleza que tú destruyes

porque no le ves sus colores ni sus matices mágicos

Dices que te estresa la rutina,

que la vida es una lucha porque la economía no te favorece.

No te preocupes amigo. Yo lucho todos los días

resistiendo en mi frágil vida, incluso los fin de semanas largos

y en las vacaciones, cuando tú descansas.

Tú dices que tengo capacidades diferentes.

Sí, tengo la capacidad diferente de amar sin rencor, de perdonar,

de compartir y sonreír sin tener un motivo alguno.

Tú dices que eres normal.

¿Qué es ser normal? ¿Quiénes son los normales?

Yo lo se. Los normales son los que matan,

son los que fomentan el odio y la soberbia.

Son los que envidian y los que discriminan.

Los normales… son los que hacen las guerras.

Eso son los normales.

Marcos R. Muñoz
Retazos
Por: Gabriela Sehringer.



Cinco Buenos Aires


I
Mi amor es este augurio destruido,

y la acumulación de voluntades

fáticas, si mi amor es mil edades

en este cuerpo solo y desvalido.

Mi amor, lo sé, te ha muerto y te ha vivido,

te ha echado hacia peor las soledades,

te ha escampado un cielo a tempestades,

te ha soltado y luego te ha seguido.

Soy yo -también- quien goza la desgracia

de la sorpresa diaria y olvidable,

soy yo quien sólo ostenta idiosincrasia;

soy yo este funesto hombre triste

de frente a su futuro miserable:

querré lo que rompí, y ya no existe.

II

Aquí la terca voz, la despreciada

noticia de una lágrima en el suelo,

aquí la fe insensata donde suelo

calmar mi vanidad, soltar mi espada;

aquí esta miseria irreprimible,

este desdén planeado, este soneto,

la métrica apremiante, el decreto

que avala el rey: el uno indivisible.

Aquí, aunque no muera, este suicidio

a punto de ocurrir, aquí el pasado

descomunal, las veces que el fastidio

me ha derribado el mundo, aquí la mierda

de no volver jamás a donde he estado;

aquí mi eternidad, mi muerte lerda.

III

Por esta escasa hombría han desmentido

partidas, alegrías, pretensiones,

drásticas palabras, correcciones,

toda esta soberbia. Han decidido

cortar por lo delgado mi desplante,

quitarle a esta fecha su ironía,

cambiar el calendario y dar al día

el velo de la inercia redundante.

Mas vos y yo sabemos con cuidado

que ahora y siempre iremos describiendo

posdatas que aprisionen nuestro pacto:

a vos te falta un beso que he olvidado;

carezco yo del sol amaneciendo,

de tanta plenitud, de tanto tacto.

IV

El límite no existe o he podido

cruzarlo con las letras que te nombran.

Son vanas pretensiones; si te asombran

-y acaso logro eso-, te has mentido.

Quizá crucé la arteria que ordenaba

mis bártulos y deba dar la vuelta;

quizá encontré tan fácil la resuelta

cuestión de fe que mucho nos amaba.

Ahora, echado al miedo, este olvido

imprescindible ha dado con mi casa

y raptará los hijos que he tenido;

yo moriré, ahora o cuando quiera,

y vos verás en mí un tren que pasa,

vehemente, por un andén cualquiera.

V

Antes, en el tren, hubo un principio.

Hoy ni hay después, ni hay todavía.

Hallé neón adonde debería

hallar otra llanura, pampa o ripio.

Antes, si es que hay antes, los diluvios

fueron desde aquí hacia el sustento

de otra soledad. Ahora hay vento,

plástico, metal, mechones rubios.

Nada, ni el recuerdo me ha quedado,

ni esa impunidad que tiene el frío

cuando no traerá el cielo despejado.

Nada, ni los sueños que he forjado

en el lugar que nunca será mío:

el Buenos Aires lento y desolado.


Autor: Bruno Cappello


Realizado por: Pedro Ferreyra. 

viernes, 4 de mayo de 2012



Proyecto Big Bang
en la VI edición del Festival Internacional de poesía Palabra en el Mundo:
“Démosle una oportunidad a la paz”

Del 10 al 22 de mayo - Año 2012.




Te invitamos a participar enviándonos tus producciones a info@proyectobigbang.com.ar  Las mismas serás publicadas en http://www.palabrasbigbanesas.blogspot.com.ar/
Podés enviarnos: un poema, un relato, una imagen, un video.


Palabra en el mundo: gran encuentro sin fronteras en torno a la poesía.
Decenas de países, centenares de ciudades, miles de acciones poéticas integradas a lo largo de los últimos años para ejercer a plena voz la poesía por las calles, en los pueblos, aulas y fábricas, plazas y mesas de café, bibliotecas, universidades, cárceles, parques y donde la imaginación empuje a que se haga realidad gracias a la vocación constructora de trabajadores poetas, docentes, artistas, gestores culturales...
Unidos decimos que Entre Todos podemos construir un gran abrazo por la Paz.
Este llamado lo hace “Proyecto Cultural SUR Internacional”, “Revista Isla Negra” y el “Festival Internacional de Poesía de La Habana”

Proyecto Big Bang adhiere al Festival Internacional de poesía Palabra en el Mundo a través del blog http://www.palabrasbigbanesas.blogspot.com.ar/ publicando los trabajos de quienes quieran hacer presente su producción en este sitio.
Se otorgan certificados a participantes. 

sábado, 21 de mayo de 2011

Un sueño interminable (Benita Cuellar)

Tengo un sueño que duerme sobre el cobertizo revuelto de mi cabeza/

un sueño sin formas ni palabras que desnudan mi verdad/

un sueño que peligra morirse congelado en los fríos márgenes de la duda insistente/

sin siquiera sollozar.

Tengo un sueño que se aplana cuando calla, y estalla cuando resbala al precipicio de

mis pensamientos, sin arneses / que ni sostienen la soledad

Un sueño que juega a la calesita sin animales y gira sin marearse/ colgado de

cielos sin nubes que rebotan oscuridad.

Tengo un sueño con vuelos nocturnos sin pájaros que anuncien el cambio de estación/

que se pierde sin rumbos precisos donde tender la ilusión.

Un sueño que crece al latido del reloj de arena/ marcando la pausa y

hasta el contratiempo sin razón.

Uno que se mezcla en distintos tiempos verbales/ es, fue, será/

Pasado, presente, futuro, ¿Cuál?

Un sueño que vuelve al pasado y se refleja en las gotas de su halo lleno de recuerdos/

un sueño que mira el presente refugiado en las márgenes de los días por llegar/ un sueño

presente sin pasos marcados al andar.

Tengo un sueño que se hace un nudo en su origen/ se desata luego y concluye en ataduras

interminables, imposibles de borrar.

Un sueño sin tamaños ni medidas/ sin sabores ni olores ni colores/ sin imágenes ni

imaginaciones, que velar. Un sueño que se funde sin pensarlo en brisas del viento que van a

terminar al mar

“Una cosa trae la otra” ( Liliana Chavez )

Del dulce de leche al teatro (fragmento)
Cuando era niña, en mi familia, como en otras tantas de aquella época, cuando el padre cobraba el sueldo era algo así como un día de fiesta. Al menos lo era para nosotros en la inocencia de no saber que a lo mejor el dinero no les alcanzaba para todos los gastos y que cobrar, para ellos, era más un dolor de cabeza que otra cosa. Al margen de eso, nada se comparaba con ir a Casa Cortizo con mi madre (hoy todavía está el negocio en Deán Funes) y dejar la lista con “el pedido”, que no era otra cosa que las provisiones para el mes que ella estiraría a más no poder. Por la tarde, llegaba la chata trayendo la mercadería y los ojos se iluminaban con sólo poner ayudar a colocar todo sobre la mesa: piezas enteras de queso, mortadela, salame, los recordados cajoncitos con dulce de batata o membrillo que después empezaron a venir en latas, la manteca suelta que se compraba de a kilo, las mermeladas, la miel que no faltaba. Ese dulce de leche en una caja redonda de cartón, delicioso, incomparable y esperen...denme un recreo, necesito pensar en eso un minuto e imaginarme raspando la cuchara contra las paredes laterales de la caja, tratando de quedarme con el último dulzor. 
Y ustedes dirán, y a qué viene este tema y bueno, para mí la cosa está ubicada en un punto sustancial: “lo que se enseña y lo que aprende un niño en sus años de infancia, difícilmente pueda olvidarlo” Así como le sucederá con los valores, y con los hábitos, en lo que últimamente hago tanto hincapié.